Dentro de nuestros ojos, entre la parte externa (lente) y la retina (el tejido nervioso que descifra la luz en la parte inferior del ojo), hay un líquido llamado humor vítreo, que consta de 99% de agua y 1% de otros elementos (tales como ácido y colágeno). Con los años, las fibras de colágeno se acumulan o se unen a las partículas de ácidos, formando pequeños cuerpos que, al pasar por delante de la retina, proyecta una sombra sobre esta, provocando que veamos manchas.
Existen otras causas para las moscas volantes, pero esta es la más común. En la mayoría de los casos, no son motivo de preocupación, y no requieren ningún tipo de intervención médica o quirúrgica. Sin embargo, si de repente se comienza a ver una gran cantidad de estos puntos, lo mejor es buscar un oftalmólogo tan pronto como sea posible, ya que puede ser un indicio de desprendimiento de retina, algo que, si no se toman medidas urgentes, puede conducir a la ceguera permanente.
Es más común ver manchas en los días soleados o cuando nos fijamos en una superficie iluminada, ya que, en estas situaciones, la pupila disminuye en gran medida su apertura (para que entre menos luz), y con esto, la retina acaba focalizando mejor las sombras.
En casos severos, el médico puede recomendar la cirugía en la que el humor vítreo se sustituye por una solución salina, pero esto sólo se hace como último recurso, ya que el riesgo de complicaciones (cataratas, desprendimiento de retina) son muy grandes.